martes, 28 de septiembre de 2010

Río de la Aceña. Santa María de la Alameda (Madrid). 26-9-2010 // 1250 msnm

Nos acercamos a esta zona de la sierra madrileña para comprobar cómo evoluciona el paso migratorio por aquí, y con no mucha fortuna porque aunque todavía siguen observándose algunos migrantes transaharianos, apenas se ven invernantes mediterráneos  y en todo caso el grueso está aún por llegar.


El recorrido discurre por el fondo del valle en el que se abre camino el curso fluvial, al pie de laderas donde palpita la dinámica de sucesión natural de la vegetación. Se trata de uno de tantos montes, antaño deforestados, en donde el abandono del campo ha permitido a la cubierta vegetal empezar a recuperar el espacio perdido. Las únicas limitaciones tienen que ver con la carga ganadera, y sus efectos se manifiestan claramente en el paisaje de forma drástica delatados por los tipos de vegetación. (fotos 1 y 1a. Obsérvese el enebro esculpido por el ramoneo del ganado a pesar de sus puntiagudas hojas). 


Mientras los lugares más altos o escarpados están ocupados por un incipiente enebral de Juniperus oxycedrus con jaras pringosas (Cistus ladanifer), al pie de las vertientes se desarrolla un pastizal ahora agostado, si bien se adorna en estas fechas con la llamativa floración del quitameriendas (Merendera montana) (foto 2). Se advierten en este pastizal dos estrategias bien distintas para salir adelante. Por un lado aquellas cuya dispersión se ve favorecida por la actividad del ganado, estableciendo una simbiosis de beneficio mutuo (cuanto más me comes más semillas dispersas), y por otro las que, al usar el viento como elemento dispersivo, "consideran" que en los áridos ambientes mediterráneos es muy costoso regenerar tejidos (sobre todo en verano, cuando viven) y repelen al ganado armándose de espinas y constituyendo cardizales. En la fotografía 3 se puede ver el referido mosaico vegetal y en primer plano una de estas formaciones de cardos donde se reconocen:
Carlina corymbosa FL
Centaurea calcitrapa, con alguna flor
Eryngium campestre
Onopordum acanthium
Picnomon acarna FL (foto 4)
Scolymus hispanicus, con alguna flor


La mayor parte de las plantas han finalizado ya su periodo floral, aunque muchas ruderales que hemos mostrado en anteriores entradas aún están en ello. Dos cuya floración es típica de esta época del año son el torvisco (Daphne gnidium) (foto 5) y una especie parásita del enebro perteneciente a la familia del muérdago, el Arceuthobium oxycedri (foto 6).


Igualmente típica es la maduración de los rosales silvestres que sirven de alimento tanto a las aves como al ganado. En las fotos 7 y 8 se pueden ver los escaramujos de una Rosa pouzinii con sus pedúnculos glandulosos. Entre los frutos rojos de la foto 8 se reconoce una agalla inducida por la picadura de una pequeña avispa (Diplolepis rosae) para que sirva de alimento a sus larvas. 


Pues bien, en resumidas cuentas, los ambientes por los que nos movemos en busca de aves son: matorrales, pastizales, roquedos, setos, un pinar de repoblación en el que apenas reparamos, un sotillo fluvial y finalmente su correspondiente curso de agua. Y el listado de lo que observamos a lo largo de la mañana es el siguiente:
Buitre leonado 2
Paloma torcaz 1
Lavandera cascadeña c.2
Chochín c.3 C
Petirrojo c.5
Colirrojo c.7 C
Colirrojo real 1, MT
Tarabilla norteña 1, MT
Tarabilla común c.3
Roquero solitario 1
Mirlo común c.10
Zorzal charlo c.10
Curruca carrasqueña c.5, MT
Curruca cabecinegra c.5
Curruca capirotada 1
Mosquitero musical c.10, MT
Reyezuelo listado 1
Mito 5
Herrerillo capuchino 1
Carbonero garrapinos c.15 C
Herrerillo común c.5
Carbonero común c.2
Trepador azul 1
Arrendajo 1
Verdecillo c.10
Jilguero c.10
Pardillo común c.2
Escribano soteño c.7 C
Escribano montesino c.7
Donde c. es cerca de, C significa cantos y MT migrante transahariano.
Lo más destacado de esta sosa jornada ornitológica quizá sea la presencia de carboneros garrapinos, herrerillo capuchino y herrerillo común alimentándose entre el jaral y los enebros. También la cantidad relativamente alta de colirrojos tizones que revela el carácter migrador de la mayoría de los ejemplares observados. Los zorzales charlos se reunen en grupos que buscan alimento en los pastizales.

1 comentario:

Alone dijo...

A la lista de especies puedes añadir a la Garza Real que vive permanentemente en esta zona y que se mueve entre el puente del Arroyo de la Aceña y la junta de éste con el Río Cofio. Esta semana pasaba cantando por encima de mi cabeza en dos ocasiones camino del Río Cofio,sobre las siete de la mañana. Una buena manera de empezar el día cuando vas a trabajar a Madrid. Por la tarde-noche sube hacia el Arroyo de la Aceña; al amanecer se dirige a la garganta del Cofio. Lleva varios años por aquí.
Añade una pareja de buitre negro que se deja ver posada por el Cerro Calamocho y otras especies singulares, pero eso será en otra ocasión.
Gracias por tu Blog.