martes, 10 de agosto de 2010

Cabecera del río Pirón. Santo Domingo de Pirón (SG). 8-8-2010 // 1400 - 1800 msnm

Acompañamos a unos amigos de la asociación ARBA (Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono) a prospectar estas vertientes segovianas de la sierra de Guadarrama en busca de tejos (Taxus baccata), con el fin de perfilar su distribución y conocer su abundancia en la zona. 
Comenzamos la excursión de madrugada, así que nos da tiempo a visitar primero la cabecera del río Cambrones, afluente del Eresma cuyo curso sigue un trazado perpendicular al del Pirón a causa de un resalte montañoso.


El tejo es una conífera de copa oscura, ramificación densa y hojas aciculares aplanadas que representa aquí una reliquia de los bosques de la era Terciaria, al igual que otro árbol que también encontramos, el acebo (Ilex aquifolium). En la actualidad, tanto el uno como el otro aparecen de forma escasa en las montañas del centro de la Península, siempre en el límite de su área de distribución y normalmente de forma aislada dentro de formaciones forestales de preferencias templadas (frescas y húmedas). En la cabecera del Pirón los encontramos acompañando a pinos albares (Pinus sylvestris) de repoblación, en matorrales (lo que predomina es el cambronal de Adenocarpus hispanicus), roquedos, vaguadas con brezo blanco (Erica arborea) o en emplazamientos con álamo temblón (Populus tremula) y sarga negra (Salix atrocinerea). Su ubicación escasamente sobrepasa la cota de los 1600 m de altitud.


Pero el interés botánico de la cabecera del Pirón no sólo reside en sus tejos y sus acebos. Según caminamos por sus laderas neísicas enseguida apreciamos plantas muy poco frecuentes en el Guadarrama. La que más llama nuestra atención es el vedegambre (Veratrum album), una liliácea venenosa que tenemos la suerte de contemplar en el final de su floración. El vedegambre es uno de los escasos representantes que tenemos por aquí de los denominados megaforbios; herbáceas vivaces de gran tamaño que de forma localizada constituyen formaciones ligadas a espacios montanos, húmedos y nitrificados.


Otra herbácea de interés que también encontramos en flor es una violeta, la Viola montcaunica (del Moncayo), una especie acidófila endémica de los sistemas Central e Ibérico.


A lo largo de la excursión anotamos las plantas que vamos reconociendo. Entre los árboles encontramos:
Acebo (Ilex aquifolium)
Pino albar (Pinus sylvestris)
Álamo temblón (Populus tremula)
Sarga negra (Salix atrocinerea)
Tejo (Taxus baccata)
Los arbustos son los siguientes:
Codeso (Adenocarpus complicatus) FL
Cambroño (Adenocarpus hispanicus). Alguno todavía con flores a 1700 m.
Piorno (Cytisus oromediterraneus)
Brezo blanco (Erica arborea)
Arraclán (Frangula alnus)
Jabino (Juniperus alpina)
Enebro (Juniperus hemisphaerica)
Hiniesta (Genista cinerascens)
Retama blanca (Genista florida)
Tomillo (Género Thymus) FL
Entre las herbáceas destacamos sólo las especies que florecen. Una buena parte de éstas se localiza en ubicaciones con humedad edáfica (*), como orillas de cursos fluviales, cervunales y otros medios higroturbosos.


En los medios secos de los interfluvios el pastizal está agostado en su mayor parte. El listado de herbáceas en flor es el siguiente:
Acinos alpinus
Campanula herminii (*)
Campanula lusitanica
Carduus carpetanus
Chenopodium bonus-henricus
Cirsium palustre (*) (foto 1)
Digitalis purpurea
Galeopsis ladanum 
Galium rotundifolium
Hieracium (Pilosella) castellanum?
Juncus acutiflorus (*)
Juncus effusus (*)
Lactuca viminea
Linaria elegans
Linaria nivea
Lotus pedunculatus (*) (foto 2)
Luzula lactea (foto 3)
Mentha longifolia (*)
Mentha pulegium (*) 
Merendera montana
Nardus stricta (*)
Omalotheca sylvatica (foto 4)
Parnassia palustris (*)
Rumex suffruticosus
Santolina rosmarinifolia
Sedum amplexicaule
Sesamoides purpurascens
Teucrium scorodonia (*)
Veratrum album (*)
Viola montcaunica
Wahlenbergia hederacea (*)


Como empezamos la excursión temprano tenemos la posibilidad de detectar muchas aves, en esta época del año en la que a todos nos parece que los pájaros se han ido a otra parte. A pesar de que hace mal tiempo y cae alguna tormenta, a partir de las 10 o las 11 de la mañana su actividad baja claramente y las algarabías matutinas desaparecen, reanudándose algo, si acaso, a última hora de la tarde.
Aunque es temprano se detectan ya algunos síntomas de haber comenzado el paso migratorio postnupcial. Y los papamoscas cerrojillos son de los primeros en ponerse en evidencia en este sentido. Si bien es cierto que en esta zona de la sierra cría esta especie y los ejemplares que escuchamos podrían formar parte de la población local, su abundancia como reproductor es más bien escasa y por eso los numerosos reclamos-chasquido que escuchamos nos hacen pensar que ya debe haber ejemplares de otras latitudes moviéndose hacia África. Por su parte, algún grupo de vencejos y aviones comunes también parecen encontrarse en migración. La lista de aves que anotamos es la siguiente:
Milano real
Buitre leonado
Buitre negro
Perdiz roja
Chotacabras gris
Vencejo común
Abubilla (a 1800 m)
Pico picapinos
Lavandera cascadeña
Lavandera blanca
Chochín C
Acentor común C
Petirrojo
Ruiseñor común
Pechiazul
Mirlo común
Zorzal charlo
Zarcero común
Mosquitero papialbo
Reyezuelo listado
Papamoscas cerrojillo
Herrerillo capuchino
Carbonero garrapinos (el ave más común)
Agateador común
Arrendajo
Pinzón vulgar
Piquituerto común
Pardillo común
Escribano montesino
Donde C significa cantos

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