sábado, 26 de junio de 2010

San Juan de la Peña. Jaca (HU). 19-6-2010 // 1000-1400 msnm

Con el pretexto de realizar la ruta geológica transpirenaica que discurre entre Murillo de Gállego (España) y Bel Air (Francia) nos acercamos al Pirineo a disfrutar de uno de sus mejores momentos, sobre todo desde el punto de vista del paisaje y de la flora (al final nos entretenemos con las plantas y sólo vemos la mitad de la ruta). El primer punto empieza fuerte: los Mallos de Riglos.




El recorrido geológico atraviesa toda la cadena montañosa (unos 250 Km) y es de gran interés por la gran cantidad de puntos de información (25 entre los españoles y los franceses), donde se explican, por medio de paneles, diferentes aspectos de la geología de la zona. La iniciativa es admirable desde todos los puntos de vista. Primero por aunar los esfuerzos de dos países en divulgar temas de naturaleza tan arduos como éste, también por el alarde editorial realizado al presentar gran cantidad de esquemas, mapas y fotografías, y finalmente por las sencillas explicaciones en ambos idiomas que animan a profundizar en ese complicado mundo en el que se juega continuamente con el espacio y el tiempo. La ruta geológica transpirenaica está colgada en internet y desde aquí animamos a los lectores de este blog a visitarla.
Dado que no podemos entretenernos en dar detalles del conjunto de la excursión, decidimos centrarnos en la sierra de San Juan de la Peña para hacer algunos comentarios y mostrar unas fotos.
Lo primero que llama la atención cuando nos acercamos a San Juan de la Peña son los desniveles de sus moles rocosas constituidas por conglomerados. De hecho el monasterio viejo está ubicado al abrigo de uno de ellos, afectado en su base por un proceso erosivo cuaternario.


Estos espectaculares depósitos se formaron durante el Oligoceno, a partir de materiales procedentes del desmantelamiento del relieve pirenaico, mientras éste se elevaba. La colisión de las placas Ibérica y Europea dió lugar al levantamiento de los Pirineos (desde el Eoceno Inferior) (Orogenia Alpina) a causa de la compresión local de los materiales que se habían sedimentado en una cuenca marina preexistente y de otros originados anteriormente (Carbonífero, Pérmico, etc).
Si observamos detenidamente la constitución de estos conglomerados enseguida se aprecia la presencia de grandes cantos rodados de diferente aspecto y tamaño, lo que denuncia procedencias dispares. Unos son de naturaleza caliza, otros están formados por areniscas y en general todos se encuentran empastados por una matriz anaranjada cuya composición y origen es igual que la de los cantos.


Según se sube al monasterio desde la Santa Cruz de la Serós se atraviesa una densa formación forestal constituida por un variado plantel de especies arbóreas. La orientación hacia el norte de la ladera que visitamos propicia la llegada de vientos atlánticos cargados de humedad y ello permite la implantación de una vegetación de tipo eurosiberiano, diferente a la que aparece en las vertientes de solana. Las principales especies leñosas que observamos son las siguientes:
Abeto (Abies alba)
Arce menor (Acer campester)
Acirón (Acer opalus)
Guillomo (Amelanchier ovalis)
Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)
Boj (Buxus sempervirens) 
Avellano (Corylus avellana)
Rubiana redonda (Cytisophyllum sessilifolium) FL (foto 1)
Erizón (Echinospartum horridum) FL (foto 5)
Haya (Fagus sylvatica) (foto 2)
Fresno (Fraxinus excelsior)
Aulaga (Genista scorpius)
Acebo (Ilex aquifolium) 
Enebro común (Juniperus communis)
Garbancillera (Ononis fruticosa) FL, en niveles bajos (foto 3)
Pino albar (Pinus sylvestris)
Álamo temblón (Populus tremula)
Cerezo (Prunus avium)
Quejigo (Quercus cerrioides) (foto 4)
Rusco (Ruscus aculeatus) 
Sarga (Salix elaeagnus)
Mostajo (Sorbus aria)
Tilo (género Tilia)


Entre los que más llaman nuestra atención por no estar familiarizados con ellos se encuentran: la rubiana, que es una leguminosa arbustiva cuyo ámbito en la Península se circunscribe al cuadrante noroeste, la garbancillera, otra leguminosa arbustiva que florece generosamente por toda la Canal de Berdún, el quejigo, al encontrarse dentro de ese complicado grupo de robles marcescentes en el que entran Quercus faginea, Q. canariensis y Q. humilis (llamado por algunos Q. pubescens) y el almohadillado erizón que empieza a teñir de amarillo numerosos montes de la provincia (foto 5, tomada en el puerto de Monrepós).




Numerosas plantas herbáceas florecen aquí en esta época del año. Algunas de las más llamativas son las siguientes:
Anthericum liliago
Antirrhinum majus (foto 6)
Aquilegia vulgaris (foto 7)
Campanula speciosa (foto 8)
Gymnadenia conopsea (foto 9)
Helianthemum nummularium (foto 10)
Melittis melissophyllum
Phyteuma ovatum (foto 11)
Platanthera chlorantha (foto 12)
Ramonda myconi (foto 13)
Y la impresionante Saxifraga longifolia (foto 14) que surge vistosísima entre el roquedo, si bien en cuanto el escapo floral adquiere cierto tamaño languidece y se tumba.


Otra herbácea en flor de interés es Petrocoptis hispanica (foto 15), una de esas cariofiláceas de flor blanca a la que no prestaríamos atención si no fuera porque salpica generosamente (foto 16) uno de los paramentos exteriores del monasterio viejo al que tenemos tanto aprecio.




2 comentarios:

Eritaco dijo...

Impresionante, Javier.

acuifer dijo...

Es reconfortante ver como la gente se acerca a disfrutar de la geología pirenaica a través de esta ruta. Fue gratificante realizar este trabajo pero más el resultado que parece estar dando.
saludos Javier