miércoles, 5 de mayo de 2010

Cerro Horcamachos. Ribatejada (M). 2-5-2010 // 800 msnm.

 
En la margen izquierda del río Jarama se extiende, desde el pie de la sierra, un peculiar depósito de gravas y arcillas rojas que aunque tiene muy buena representación en la provincia de Guadalajara penetra tímidamente en la Comunidad de Madrid ocupando aquí sólo algunas hectáreas. Se trata de la Raña, una llanura de piedemonte originada hace unos dos millones de años (Plioceno-Pleistoceno), por aporte de materiales aluviales procedentes de la erosión de las cuarcitas y las pizarras del tramo Somosierra-Ayllón, correspondiente al sector más oriental del Sistema Central. Las resistentes cuarcitas han llegado hasta aquí en forma de cantos rodados de diferente tamaño que se reconocen inmediatamente en el sustrato. Y las pizarras, mucho más alterables, se han transformado en una masa arcillosa de tono rojizo que empasta a lo anterior (foto 1).


La zona donde discurre la excursión de hoy se encuentra en uno de los extremos de esta unidad, allí donde la erosión provocada por los ríos Henares y Jarama aún no ha desmantelado esta formación sedimentaria, para arrastrarla hasta el Atlántico. Aquí, las cotas más elevadas de los interfluvios están constituidas por alineaciones de dirección meridiana (norte-sur), paralelas a los cauces (foto 2), cuyas cumbres se van ensanchando hacia el norte, a medida que los depositos de raña se ven menos expuestos a la erosión (foto 3). En sus mejores emplazamientos, por ejemplo la zona entre Uceda y Beleña, la raña se configura como una superficie plana con escasa pendiente, donde los cultivos de cereal ocupan la mayor parte del terreno.


Estos deforestados parajes están tapizados por un interesante matorral (foto 3) compuesto fundamentalmente por especies arbustivas entre las que no es raro encontrar alguna encina (Quercus ilex) dispersa, ahora en plena floración (foto 4). A menudo, allí donde el arado lo consiente, las concentraciones de estos árboles adquieren cierta densidad y como coinciden ejemplares masculinos con otros femeninos (los masculinos dan densas inflorescencias amarillentas) e incluso otros en distinto grado de brotación de hojas, el resultado es una variada gama de verdes oliva que otorga al encinar su aspecto más hermoso. En ocasiones llegan a formar setos vivos en compañía de otras especies como el majuelo (Crataegus monogyna) que se reconoce ahora fácilmente en la lejanía por la blancura de su floración (foto 5).


En el matorral se reconocen retamas (Retama sphaerocarpa), algún rosal silvestre (Rosa micrantha), cantuesos (Lavandula pedunculata) (foto 6) y sobre todo densas formaciones de aulaga hirsuta (Genista hirsuta) (foto 7) que alcanza, no mucho más hacia el este, su limite oriental de distribución en el centro de la península. La aulaga hirsuta empieza a florecer aquí por estas fechas y sin embargo en Andalucía la hemos estado viendo estos días de atrás en plena floración. Sería bonito manejar el tiempo y el espacio para poder contemplar el discurrir de su floración a modo de mieses onduladas por el viento.




A lo largo del recorrido nos llama la atención la presencia de un nutrido grupo de plantas que normalmente encontramos en sustratos de pH básico, como los del sureste madrileño. Entre otras, vemos en flor:
Helianthemum asperum
Helianthemum hirtum (foto 8)
Mathiola fruticulosa
Neatostema apulum
Onobrychis matritensis?


Pero la que más llama nuestra atención es la bellísima orquídea Orchis papilionacea (foto 9 y 10) que se encuentra extensamente representada por la zona. Dado que es una planta con la que no topamos habitualmente le hacemos un extenso reportaje fotográfico del que extraemos estas dos muestras.



El interés botánico que presenta la zona no resta importancia a lo relacionado con el mundo de las aves. Lo que más llama la atención son las especies de aves rapaces que sobrevuelan la zona, y no solamente ahora sino también en otras épocas del año, como hemos tenido ocasión de constatar en anteriores visitas. Aunque vamos más pendientes de mirar al suelo que al cielo observamos:
Milano real
Milano negro
Buitre leonado
Buitre negro
Gavilán
Ratonero
Y una pareja de águilas calzadas, una de fase clara y otra oscura, que parecen estar de parada nupcial.

2 comentarios:

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Precisamente hace poco he podido disfrutar de Orchis papilionacea cerca de la frontera que traza el Lozoya entre Madrid y Guadalajara, una especie muy llamativa...que has fotografiado con gran acierto.
Saludos.

Javier dijo...

Buena cita, Javier, gracias por comentármela. Me viene fenomenal porque desde hace tiempo estoy elaborando mapas de distribución de plantas en el centro de la península y de esta orquídea apenas tengo información. Bien es cierto que este año algunas personas me comentan que la han visto. A lo mejor es que le ha venido bien todo el agua que ha caido.
Un saludo afectuoso